sábado, 7 de junio de 2014

Los postres, flambeado de sonrisas con profusión de besos y reducción de miedos.

Aun se escuchan los ecos de la mañana, el sol mecanografía frases con brazos de fuego, trazos de luz que van encendiendo sonidos incandescentes, calor que abrasa el corazón y contagia la mente. La tarde centellea y el amanecer apagó su fuerza, almas que anhelan amor y otra que hielan las brasas. Azúcar tostado a la sombra de una sonrisa, dulzura que da esencia a un sabor que emerge del alma, macedonia de sensaciones que mezclan sus néctares para conseguir que el sentimiento aflore de sus adentros. Amor acaramelado que alimenta el paladar busca encontrar la medida exacta para no anular su verdadero sabor. Tertulia perfecta entre comensales, la sal encuentra su sitio y aparece el plato definitivo, degustarlo con gusto sin escatimar en tiempo ni intención. El postre espera en su jugo y desaparece el segundo por abdicación de su realidad. Ya la sobremesa enciende la emoción y esconde el dolor, augurando una buena digestión, que retorcía las entrañas. La luna cerca su embrujo, la humedad no están clara, y las lágrimas escampan aderezando la ilusión que roza los labios en un descuido de la razón. El amor se entretiene y tras los postres, flambeado de sonrisas con profusión de besos y reducción de miedos, logra apagar el fuego que encendía la pasión dejando incandescente la llama que el amor provoca, enardecido licor que brota de un sentimiento, sangre que se enriquece con la luz de la ilusión, amor que se desboca y deja en bo
ca ese delicioso sabor.

viernes, 6 de junio de 2014

"TRAS LA LUNA DE OTOÑO, UNA ESTRELLA"

¡¡¡BUENAS NOCHES!!!!

Aquí os dejo de nuevo otro fragmento de "Tras la luna de otoño una estrella"

José quedó pensativo en su dormitorio, se le disipó el rencor hacia su socio y parecía arrepentido, no debió comprar aquel arma, ya tenia bastante con perder un amigo como para embarcarse en un asunto tan escabroso, un susto podía derivar en algo más serio. Estaba también seguro de que iba a remontar, de alguna manera volvería a tener su empresa y por ultimo su corazón había vuelto a vibrar y conseguido el calor que anhelaba, Isabel había instalado el suyo dentro. Tomas estaba dando espuelas a su vida y alejaba su montura de las ventas, barrio torero donde vivía junto a Isabel, que a su vez ya había tomado la determinación de corregir su camino y así lanzarle un capote a José para dejarle mas claro su destino y por otra parte daba alas a Tomas para lanzar su alazán a la conquista de Córdoba, ciudad que alberga su nueva ilusión, aquella muchacha que tras unas palabras en el almuerzo había hechizado su mente y despertó su corazón, Maria y la luna, miraba Tomas la luna y en ella veía el reflejo de su sonrisa, amor que escucha y observa que " Tras la luna de otoño nace una estrella" y comienza a encender el fuego que se extinguía lentamente.
Belén soñaba en su sueño y descubría en él ese hombre que iba a llenar sus momentos de silencio, esos ratos de soledad que creía no iban a acabar nunca, era joven pero era ahora cuando verdaderamente se sentía así.
Unas nubes iban uniéndose formando un manto uniforme que fue ocultando cada una de las estrellas que se veían en el firmamento hasta lograrlas callar y conseguir apagar la luz de una luna que intentaba abrigar en su regazo esos corazones que se iban enfriando al son de la gélida balada que empezaba a sonar, la lluvia hizo su aparición y una fina nube de gotas comenzó a inundar el suelo, convirtiéndose en pocos instantes en diluvio.

Miguel Urbano Perálvarez.

Registrados los derechos de autor.