jueves, 20 de noviembre de 2014

"TRAS LA LUNA DE OTOÑO, UNA ESTRELLA"

¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!

Aquí os del otro fragmento del libro, " Tras la luna de Otoño, una estrella"

Una imponente luna aparecía por el horizonte,la noche avanzaba irremediable, Ramón observaba como los labios de Silvia se movían al hablar, seducción callada que encendía el deseo y aceleraba el corazón avivando el fuego de la pasión. Hervía la mente dando calor al cuerpo suplicando amor. Aquellos ojos iluminaban el atardecer dando luz a su imaginación, su cerebro intentaba maquinar la solución, necesitaba deshacerse de aquella compañía y quedar a solas con su pareja. Por fin ocurrió, apresurados subieron escaleras hacia la habitación, aplazaron la tertulia, abrazados al deseo anudaron sus manos desnudando sus cuerpos. No quedó ningún rincón por explorar, respiraban felicidad por los poros de su piel, Salivas mezcladas con placer nadaban en un lago de lujuria empujadas por la pasión. Sus besos recorrían aquella figura moldeándola a su gusto, frenesí desatado que acabó bajo una fina capa de lluvia, ducha que trata de enfriar aquel fuego avivando su furor. Embriagadora sensación que emborracha los sentidos, dulces gotas que resbalaban por sus pechos, perlas que deseaba beber hasta saciar su sed, humedad compartida que invita a gozar, sexo desmedido que ahoga gritos apagados por el agua, éxtasis que se aloja en una nube de pasión llegando a su máxima expresión, climax ansiado que llena el corazón y deja el cuerpo a merced de sus embites, durmiendo la mente y despertando los sentidos quedando en silencio exhaustos y atrapados en un beso sin final.

MIGUEL URBANO PERALVAREZ.

Registrados los derechos de autor.




"TRAS LA LUNA DE OTOÑO, UNA ESTRELLA"

¡¡¡¡BUENAS NOCHES!!!!

Aquí os dejo otro fragmento del libro, " Tras la luna de Otoño, una estrella"

Tal vez la noche quisiera tragarse el día pero Ramón supo brillar en la oscuridad y encendió su ingenio, Silvia no llego a conseguir con su enfado apagar aquel entusiasmo. Bella juventud que se había encargado de dar mas vida a su imaginación, dejaba el tiempo correr y al alcohol actuar sobre aquellas mentes haciéndoles arder en el fuego de la pasión. Tantas emociones estimulaban su ego y elevaban su altivez creándole un éxtasis emocional que lo aupaban hacia el infinito, se sentía superior. La bebida hacia desaparecer la razón, delirio de felicidad que se buscaba en los ojos encendidos de quien las miraba. Cinco chicas que no querían acabar la noche sin cazar su pieza, a tres se les acababa la pólvora y no podrían disparar, tomaron un taxi y salieron de la escena, quedaron dos, las mas osadas, sus conversaciones subían rápidamente de tono. Un cumpleaños con su correspondiente regalo, veinticinco primaveras que merecían su premio, Lucía deseaba recordar aquel día, quería dejarlo marcado en su calendario. Vanesa fue la estratega del grupo y supo deshacerse de sus tres amigas y a la vez seducir a Ramón para que aguantase sin caer ebrio, dejaron que apurase el ultimo whisky mientras conversaban en el baño sobre su plan. Le propusieron ir a su hotel y dar cuenta del minibar de la habitacion desarbolando su mente, un instante de inseguridad que enseguida recompuso. Aunque su vida sexual hasta entonces había sido bastante activa nunca se había encontrado en esta situación. Situación excepcional y cargada de emoción. Una habitación, tres cuerpos con ganas de pasarlo bien, juventud escultural que mezcla placeres para acabar con su utopía, sueño asentado en la memoria que en unos instantes se convertiría en realidad. No fue necesario el alcohol, unos tragos de silencio y comenzaron la fiesta, hielo que se derrite al calor de pieles que se iban desnudando, suavidad que desabrocha la pasión, Ramón quedó tumbado en la cama sin camisa, saliva que viste de nuevo ese torso desnudo creando musica celestial, la quietud no se detiene y beso a beso abren la puerta a la lujuria, calla el silencio y grita el placer, tres mentes cautivas que dejan vivas sus mieles, electricidad que enciende la pasión y mezcla la dulzura con la imaginación, oscuridad que ilumina el deseo dejando entrar en grutas inexploradas, mundos desconocidos deseosos de descubrir sus atributos, frutos prohibidos que exprimen sus pulpas sin pensar en culpas ni remordimientos. Cualquier sentimiento se oculta, sensaciones que toman el tren que la vida quiso dejar a un lado pero que ahora lo puso en vía directa haciéndole marchar a toda velocidad. Éxtasis completo que en vez de dividir multiplica y salpica el pensamiento, la cama quedó pequeña y los tres cuerpos rodaron cayendo abrazados al suelo, baja altura para un sueño que andaba en lo más alto de sus aspiraciones. Logró aquel anhelo y el cielo se le acercó llenando de placer su cuerpo y envolviendo en una nube de pasión, su alma. Quedó en calma el tiempo y se detuvo el reloj, empapado el vestido, secaron sus besos entregados al silencio. A Ramón sólo le quedaría una pena, algo que su ego no podría soportar, el haber conseguido su sueño y jamás poder contarlo

MIGUEL URBANO PERALVAREZ.

Registrados los derechos de autor.

AMOR Y EDAD.

¡¡¡BUENAS TARDES!!!

Escarcha, tal vez el pelo no quiera escuchar pero la verdad no perdona. blanca la vida deja pasar el tiempo para que sea el amor quien decida la edad. La luz aun no se enciende, el sol calla tras su cortina, la voz quiere hablar pero el calor lo impide, se evaporan las palabras. El cielo acaba de brillar, una estrella ilumina el firmamento y la luna se entretiene besando a la noche. El día atempera la tarde, fría oscuridad que engulle la luz apagando la razón. aparece entre nubes una ilusión llena de humildad que suavizando la voz grita un silencio acallando la calma. Calma el anochecer y el firmamento se nutre de las notas para enriquecer la melodia que callaba escondida tras las partituras de un soneto. La edad no quiso avanzar y dejó el tiempo correr, mientras el amor marcaba una a una las arrugas que engañaban para dejarlas ver. Una lucha sin razón porque tiempo y corazón laten al mismo ritmo. Tanto el amor como su calor van de la mano y no pueden enfriar la tarde intentando enfrentarse al tiempo.

Miguel Urbano Perálvarez.