viernes, 12 de diciembre de 2014

RENGLONES QUE HAN DE ESCRIBIR LA VIDA.



T
ras una noche callada el día se desespera, cae el rocío y un silencio se escucha al caminar, la mañana espera tras la cortina de la verdad y el día va escribiendo renglones que nadie puede leer. El alma se desgañita intentando recomponer el habla mientras el corazón se ahoga en un sentimiento, tardó la oscuridad en dar luz al sueño y tardó el sueño en dar claridad a la razón, dormida la fantasía la imaginación quiso dar color pero fracasó, la mente descansaba en la ironía y el pensamiento trataba de colarse entre las columnas que sustentaban aquel teatro, actores que censuraban sus propios textos se empeñaban en reescribir el guión, la obra ya había comenzado y era necesario seguir las pautas, descontrol organizado en el que el director de reparto se quedó con la mejor tajada, quedó el trozo mas difícil de tragar para quien no tiene dientes, nervios difíciles de desgarrar, dentelladas al aire que se perdían en un pensamiento, sopa de verdades y pastel de propósitos, convertir en digerible la situación. Necesario fue el encontrar la chispa que encendiera el horno, imprescindible la energía que hiciera mover las aspas de aquel molino para triturar lo absurdo y extraer la esencia, condimento indispensable para aderezar, y rociarla en el sentimiento que dormitaba congelado en el olvido, frialdad incomprensible que hacia helar el pensamiento. Arrancó por fin la mañana y quiso desayunar sonrisas, las buscó tras la cortina y halló la verdad, calentó la imaginación y redobló su esfuerzo para liberar la fantasía que dormía su sinrazón. El día despertó entre tinieblas, la luz incendió la madrugada, el sol quiso respirar y dio un soplo de aliento alimentando el sabor y callando al silencio. Una melodía de fondo se fue acercando regalando paz a los sentidos, el alma respiró tranquila y dio calor al corazón que aspiró el aire que le prestaba el sol, redoble de sensaciones que repicaban en los oídos. La mente despierta y comienza a cocinar la vida, el camino recupera el sonido, la luna desde su refugio lanza un aviso, algo debe cambiar, la esencia no debe esconderse tras la verdad, ha de ser abono para que la realidad pueda leerse y el día pueda escribir su destino y la vida enderezar aquellos renglones vencidos por la incomprensión.

MIGUEL URBANO PERALVAREZ.

Registrados los derechos de autor.


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