lunes, 15 de diciembre de 2014

TARDE DE PASIÓN.


Aquella lluvia de sentimientos cesó limpiando incertidumbres que arañaban la mente, los pensamientos purificaron su rostro y la verdad encontró refugio en la razón. La mañana quedó pequeña ante el envite de la tarde, el sol quemaba con sus rayos los deshechos que su luz encontraba, la luna había envuelto la noche rompiendo el espejo que esconde la realidad, los sueños despertaron de su silencio y comenzaron a dejar sentir el aroma que traía la brisa. Nació la ilusión y su sabor regó el alimento, sazón rociada en deseo abriendo el apetito, cruce de sables para trinchar la pasión, desenfreno de amores que llegando a los postres desnudaron el destino dejándose llevar por el placer de los sentidos, bocado del corazón que colmó de besos el alma y llenó de sensaciones aquel manjar. Una vez degustado el aliento aquel viento dejó de soplar y sonaron trompetas, triunfó la verdad dormida en el lecho y despertó de nuevo una tarde encendida, tarde enardecida por la pasión que pudo apagar el fuego y a la vez dejar prendida la llama que alimenta el amor. Una copa de ternura, crema de suave paladar, endulza los labios que vuelven a besar, ósculos de humildad que hacen recorrer por los sentidos su poder, luz que estremece la razón y enajena la mente, corazón que arde en el deseo, sangre que hierve, comienza a vivir el sueño, calla el silencio y grita el amor, gargantas de ensueño que abrazadas componen melodías, el tiempo acude a su encuentro y juntos deciden soñar. La noche respira tranquila, sabe que la vida camina en su ayuda y en ella dormirá tranquila, su oscuridad recupera así un espejo donde mirar la verdad, fiel reflejo de los/sentimientos que su embrujo protege.

MIGUEL URBANO PERALVAREZ.


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